“variações infímas podem alterar irreversivelmente o padrão dos acontecimentos” Uma simples mistificação dos economistas americanos, fazendo tábua rasa da distinção entre o Valor de Uso e o Valor de Troca das mercadorias, cientificamente dada a conhecer á Humanidade por Karl Marx em “O Capital” moldou o mundo do pós-guerra tal e qual o conhecemos.

terça-feira, setembro 27, 2005

ONU - Reforma Impossivel, uma outra ONU é possivel?

Gabriel Ezkurdia (Grano de Arena-info ATTAC.ORG)

El autor avala su demoledora tesis partiendo de una retrospectiva histórica del nacimiento de su institución, llegando a su defunción tras la primera guerra de EEUU contra Irak y en un escenario de derrumbe de la URSS. El fiasco de la actual cumbre sería la prueba de que la actual ONU es irreformable. La actual, porque otra ONU es posible, pero, advierte, sólo si se recrea desde parámetros independientes
La ONU cumple 60 años. Si bien desde diciembre de 1991, cuando se diluyó la URSS, se le diagnosticó un coma profundo realmente generado un año antes por la crisis del Golfo de 1990 con su Tormenta del Desierto unilateral, desde el 20 de marzo de 2003 la ONU está clínicamente muerta, aunque pocos o nadie se atrevan a dar por bueno el diagnóstico. Resucitarla, o sea, reformarla, es una labor imposible, no hay más que ver como transcurre la cumbre que debiera rehabilitarla. Mucha parrafada, poco consenso, mucha galería, poco acuerdo. La ONU es víctima de su propio ser, una concepción operativa anticuada y de una realidad orgánica obsoleta.

En 1945 se dio finiquito oficial a la Sociedad de Naciones, incapaz de desactivar la Guerra Mundial (y sus guerras previas, Etiopía, España, Euskal Herria...) y entonces obsoleta para hacer frente a la inminente gran ola de procesos de descolonización en el marco de una realidad internacional bipolar emergente. En 1991, la ONU, configurada tras la II Guerra Mundial como pista de aterrizaje de unas relaciones internacionales que evolucionaban en la lógica de una bipolaridad integral, fue incapaz de estar a la altura de los acontecimientos. Diluido el polo «soviético» y en plena revolución tecnológica, generadora del trepidante proceso globalitario, la ONU pasaba a ser el instrumento perfecto que el polo dominante y unilateral, la Hiperpotencia estadounidense y sus adláteres, utilizaron para legitimar la expansión globalizadora del modelo neoliberal mediante el «intervencionismo humanitario» y los «procesos de paz».
Con un Consejo de Seguridad gerencial dominado por las potencias vencedoras de la Guerra Fría y la «ausente», por motivos propios, China, la ONU pasa a ser, desde 1990, la ventanilla burocrática que asiente el «doble rasero» como eje de las políticas internacionales. Centenares de resoluciones retóricas se pierden tras la acción impune de los gestores, mientras un puñado de resoluciones legitiman la intervención neocolonial. Todo termina prácticamente en marzo de 2003 con la premeditada invasión ilegal de Irak, aunque quizá teóricamente desde el 11-S de 2001, la ONU había dejado de ser el instrumento legitimador necesario de la Megapotencia herida.
La ONU es irreformable, porque hoy no tiene objeto. Intentó ser foro de mediación durante la Guerra Fría, y fue instrumento legitimador de la potencia vencedora tras ella, pero hoy nadie necesita de sus parciales servicios. Es, además, una institución rehén económicamente del presunto Gendarme Mundial, desautorizada una y mil veces por los hechos, incapaz de consensuar y desarrollar una agenda común por su falta absoluta de independencia, y sobre todo orgánicamente obsoleta, por ser un inmenso dinosaurio burocrático, que hace que la tantas veces mentada burocracia soviética sea la más operativa de las organizaciones. Es por tanto, una realidad superada, que no aporta nada, y no hace más que parchear con su presencia y seudodiplomacia legitimando decenas de situaciones que generan un sufrimiento atroz de millones de seres humanos, desde Irak hasta los Grandes Lagos, pasando por Cachemira, Chechenia (un «conflicto interno» como «ya se sabe») o el Sahara.
Luchar contra «el hambre», instituir «el diálogo y el acuerdo» como bases de las relaciones internacionales, gestar una Alianza «de civilizaciones», impulsar la lucha «contra el terrorismo», cumplir con los «Objetivos del Milenio», proteger «el Planeta»... Discursos fatuos, genéricos, sin compromisos, sin diagnóstico crítico, sin cuestionamiento del Sistema. La «Reforma» es la adecuación del órgano legitimador de las actuales coordenadas de injusticia y opresión mundial ¿Quiénes se reúnen? ¿Qué legitimidad tienen? ¿Qué objetivos, al margen de la propaganda? ¿ Qué servidumbres?

¿OTRA ONU ES POSIBLE?

La ONU debiera ser recreada. Desde parámetros independientes. Como Foro Mundial capaz de impedir que este proceso global siga por los derroteros del caos neoimperial. Como ámbito de encuentro e interacción de todas las comunidades y naciones en peligro de muerte por el uniformizante Tsunami globalitario. Como instrumento impecable de prevención y sanción de los apologetas y activistas de la guerra. Como Fondo de solidaridad operativa para la superación de la desigualdad mundial. Como Gendarme ecológico que vele por el Planeta. Otra ONU es posible. Otra ONU es necesaria. Nueva, multilateral, plural, activa, libre, soberana.
Una ONU que denuncie con resoluciones efectivas a los EE.UU como responsables políticos y militares del caos mundial tras la decisión ilegal de invadir Irak; a Israel por sustraerse a la acción resolutiva de la antecesora ONU; a decenas de estados por explotar, torturar y asesinar a sus súbditos, por oprimir a naciones ansiosas de libertad... Resoluciones de verdad, contundentes, respaldadas, valientes, operativas, ineludibles.
Pero esa ONU, la ONU del siglo XXI , es, por ahora, utópica, o sea, revolucionaria. Los miembros del actual Orden Mundial impiden que los actores y agentes que debieran constituirla puedan operar, avanzar. El actual orden constriñe toda opción internacional que sugiera un cambio radical de Instituciones o Foros. La lógica Norte-Sur, la Doctrina de la «prevención antiterrorista», la milonga de la «libertad de mercados» y «democracias plurales», o sea, votocracias y la «no rectificación de fronteras», son los ejes sobre los que pivotan las actuales Relaciones Internacionales. Unas «relaciones» caracterizadas por la sumisión jerárquica entre estados, instituciones internacionales y «agentes con influencia». De ahí que toda opción que busque la ruptura de dicho marco o lo cuestione, sea criminalizada y reprimida.
Mientras, seguiremos viendo como languidece hasta límites execrables el actual marco institucional internacional que protagoniza la siempre idealizada ONU y sus agencias.-

 
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